Cuando los
relatos nos explican las cosas, descubrimos… La leyenda.
La semana pasada leímos, miramos y escuchamos dos
versiones de “La leyenda de la flor del ceibo”. Hoy te propongo disfrutar otra
leyenda guaraní:
Antes de leer
¿Por qué el girasol tendrá ese nombre?
¿Cuál es la característica de su flor?
“LA LEYENDA DEL
GIRASOL”
Cuenta la leyenda que Pirayú y Mandió eran los
caciques de dos tribus ribereñas diferentes
que vivían sobre el Paraná, una a cada lado del río. Los dos pueblos solían llevarse
muy bien: intercambiaban productos artesanales, compartían pacíficamente los espacios
para la caza y la pesca, y celebraban sus respectivas festividades en conjunto.
Como la relación entre ellos era tan buena, un día
Mandió decidió visitar a Pirayú en su tienda y le sugirió que unieran formalmente
sus tribus por medio del matrimonio.
-Permíteme
casarme con tu bella hija, Pirayú, y nuestros pueblos se unirán para siempre
-expresó el cacique.
Pero Pirayú meneó la cabeza con mucha seriedad y dijo:
-Me temo que es
imposible, Mandió. Mi hija Caranda[i]
no desea casarse con nadie, pues le ha ofrecido su vida al dios Sol. Desde
pequeña permanece horas contemplándolo. Admira su inmensidad y su potencia.
Como si no pudiera vivir sin él, los días nublados la vuelven triste y
meditabunda[ii].
Perdóname, pero no voy a obligarla a casarse contigo.
Los ojos de Mandió brillaron con ira de su boca salió un terrible rugido:
-Te equivocas, Pirayú, ¡si piensas que olvidaré este
desprecio!
Y el soberbio cacique se retiró enojado de la tienda
de Pirayú, dejándolo lleno de angustia y preocupación. Él sabía que un grave
peligro se avecinaba, porque Mandió jamás olvidaba un agravio[iii].
Si bien las tribus ya no habían vuelto a juntarse,
pasaron varias lunas sin que nada terrible sucediera. Por fin, una tarde
Caranda se había alejado con su igá[iv]
para contemplar tranquila la caída del sol, cuando de repente vió una llama
resplandeciente en medio del bosque. Llena de temor y malos presentimientos,
remó rápidamente hacia la orilla para desembarcar y averiguar qué estaba
pasando. Pero unos brazos la apresaron y trabaron sus movimientos; era Mandió,
que la amenazaba y no dejaba que la muchacha se escapara.
-Si no estás dispuesta a cambiar de parecer, nadie podrá
salvarte. Ya que tanto adoras a tu dios, ¡pídele a él que te libere de esta
venganza, desdeñosa[v]
princesa!
Y su risa cruel incrementó la angustia de la doncella, que le rogaba en voz baja a su Sol en busca de ayuda.
-iOh, Guarahji[vi],"
no permitas que Mandió lleve a cabo su malvado plan! Y el aclamado Guarahjí oyó
su ruego. Para salvarla, envió a la joven un remolino de potentes rayos que la
envolvieron y la hicieron desaparecer ante los ojos atemorizados de Mandió. En
su lugar, broto una esbelta[vii]"
planta con una flor hermosa. Su dorada cabecita seguiría por siempre el curso
del sol en el cielo, como solía hacerlo la bondadosa hija de Pirayú.
Y así fue, según cuentan los guaraníes, Como nació el
girasol.
Versión de una
leyenda guaraní.
Completa la
siguiente ficha:
Título de la leyenda |
|
Lugar |
|
Suceso sobrenatural |
|
Dios que aparece |
|
Existe actualmente |
|
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